Las tasas de desempleo no paran de subir, las pequeñas y medianas empresas miran con miedo el futuro de sus negocios y los más afortunados, irónicamente, parecen ser aquellos que se han podido acoger a las condiciones que le ofrece un ERTE. ¿Formas parte de este exclusivo club?
Todo despido o parón laboral supone una pausa en la vida profesional de la persona, por lo que es evidente que se trata de algo difícil de gestionar a muchos niveles, entre ellos el emocional. Se trata de una decisión unilateral en el caso de los empleados, y de impotencia y resignación en el caso de los autónomos que se ven obligados a cerrar sus negocios. En ambos casos, las circunstancias escapan a nuestro propio control y no podemos hacer nada por evitarlo. Por eso es una experiencia difícil de asumir.
¿Por qué yo? con la ilusión que había depositado en este trabajo, en este negocio… ¡No es justo!
Es probable que durante los primeros días no dejes de darle vueltas a la situación. A veces el cese de nuestra rutina laboral ocasiona un estado de shock, ya que no sabemos muy bien cómo organizarnos nuestros día a día ni como adaptar nuestros horarios para que nos proporcionen cierta estabilidad. Como toda pérdida importante que sufrimos a lo largo de la vida, la pérdida de nuestro trabajo requiere un proceso de duelo. Pero contrario a lo que piensas, NO ES EL FIN, comprobarás que el ser humano tiene una inmensa capacidad de adaptación y de resiliencia, y tú, eres muy humano. Por otro lado, piensa que esto solo ha sido una experiencia más dentro de tu trayectoria, y que por suerte o por desgracia, aún te queda vida laboral por experimentar.
¡No es tan sencillo!, Lo sabemos. Por ello, a continuación te mostraremos 3 pautas que harán este proceso mucho más sencillo:
En primer lugar, hemos de decirte que sintiéndolo mucho, no es aconsejable variar la hora a la que te levantas. Mantener estos pequeños hitos, facilitará que el cambio hacia una nueva rutina se produzca de una manera más gradual y menos estresante. Por lo que en la medida de lo posible, respeta la hora a la que te acuestas normalmente, la hora de alarma en tu despertador, así como el momento de comer y de cenar.
En segundo lugar, aprovecha, ¡es tu momento, fórmate!. Tú situación, aunque no lo creas, tiene beneficios, ¿cuáles? Se imparten cursos a los que sólo puedes acceder si eres desempleado. Aprovecha para invertir el tiempo en reciclarte y actualizar conocimientos. Mejorarás tu empleabilidad y te mantendrás ocupado de una manera activa. Además, ponte en contacto con tus contactos. Es la primera fuente que puede conseguirte un nuevo empleo.
Por último, AUTO-CUIDADO. ¿Cuántas veces le has dicho a tus amigos “esta semana nos vemos sin falta”, y han pasado 3 meses? ¿Cuántas veces has clamado al cielo por tener tiempo para dedicártelo a tí mismo? Ya no tienes excusas, fortalecer y disfrutar de tus relaciones sociales, o darte un baño de espuma al día, es uno de los privilegios de los que ahora dispones. Además, esto beneficiará en gran medida a tu estado de ánimo, el gran olvidado durante las épocas de mayor estrés laboral.
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