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Fomentando la Agilidad Mental.

Leer más rápido, un cambio de dirección en la carretera y atender al GPS con rapidez para no perdernos en la siguiente salida, estudiar memorizando más rápido y manteniendo el conocimiento más disponible. Todas estas características, en muchas ocasiones creemos (o nos hacen creer) que nos vienen “de fábrica”, pero nada más alejado de la realidad. La agilidad mental se define como la capacidad del cerebro de adaptarse al cambio (ya sea este vital, momentáneo o emocional) de manera rápida, adecuada y eficiente. Y aunque, nos dicen en muchas ocasiones que en la edad adulta no poseemos la capacidad, como los niños, de generar nuevas conexiones neuronales de manera masiva, es cierto que esta capacidad se mantiene a lo largo del tiempo, con menos capacidad, cierto es, pero la plasticidad mental es algo de lo que también los adultos nos podemos seguir beneficiando.

Ahora bien, no será de manera “natural” o “automática”, la agilidad mental, como la organización o la disciplina, se tiene que trabajar y practicar con frecuencia para obtener el beneficio. Algunas formas de desarrollo de esta capacidad son más o menos sofisticadas dependiendo de nuestro objetivo e interés, pero existen actividades rutinarias de acceso sencillo y alta practicidad que nos puede ayudar a potenciarla. Estas serían por ejemplo: leer en otro que ya conozcamos pero con el que no estemos profundamente familiarizados, aprender nuevas habilidades que sean de nuestro interés, practicar escritura, peinarnos o lavarnos los dientes con nuestra mano no dominante, poner la televisión diariamente durante 10-15 minutos en otro idioma totalmente desconocido para nosotros y dejar que, simplemente, nuestro cerebro lo escuche, no es necesario ponerle demasiado interés así como la práctica regular de ejercicios físicos de equilibrio.

Estas son algunas de las muchísimas posibilidades que tenemos a nuestro alcance para mantener nuestro cerebro en forma, creando y cultivando nuevas conexiones que podamos utilizar en el futuro cuando así lo necesitemos. Dale caña a tu cerebro y verás qué de posibilidades te pueden encontrar. Ánimo ¡y hasta la próxima!

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