Lo has pensado muchas veces, pero… Quizás nadie te ha explicado en qué consiste la terapia psicológica o no sabes exactamente cómo podría ayudarte.
Imagina unas clases para aprender a conducir. ¿Lo tienes? Bien. Tu profesor/a de autoescuela te enseñará a conducir de manera segura (es decir, te dará herramientas para que puedas usarlas en tu día a día). Tu profesor irá a tu ritmo, deteniéndose más o menos en función de cómo evolucione tu manera de conducir: se adaptará a tus necesidades. La terapia psicológica podría entenderse como algo parecido a esto: tú eres el conductor/a y tu terapeuta irá en el asiento del copiloto. Igual que con las clases para aprender a conducir, en la terapia psicológica el que conduces eres tú mismo/a pero estarás acompañado por tu terapeuta durante todo el proceso.
Lo primero que debes saber sobre la terapia psicológica es que es un espacio seguro donde poder compartir con tu terapeuta todo lo que te preocupa (¡y lo que no, también!). El terapeuta en ningún momento va a juzgarte por lo que digas o hagas y, si hay algo de lo que no quieras hablar, no estás obligado/a a hacerlo. El objetivo es tener buen vínculo con tu terapeuta para que puedas sentirte cómodo. Al fin y al cabo, ¡somos personas!
¡Perfecto! Ya sabes que con tu psicólogo/a podrás ser libre para expresarte. Lo siguiente que debes tener en cuenta es que la terapia psicológica es un proceso de reflexión y aprendizaje donde poder conocerte a ti mismo, por qué piensas y actúas de determinada manera, por qué sientes esas emociones… no es un proceso lineal ni inmediato, es decir: se trata de un proceso largo con momentos difíciles. Estos momentos pueden ser o bien por situaciones cotidianas que surjan y que estén fuera de nuestro control, o bien porque en la terapia se trabajan aspectos dolorosos para la persona. Esto es buena señal, significa que se están produciendo cambios, aunque a veces parezcan imperceptibles.
En función de la formación que tenga tu terapeuta existen diferentes enfoques en los que basarnos. De esta forma, cada enfoque está orientado a conseguir unos objetivos distintos: la terapia Cognitivo-Conductual, las terapias de Tercera Generación, Gestalt, Sistémica, Humanista y Psicoanálisis son los principales enfoques adoptados actualmente. Ninguno de ellos es mejor o peor que otros. Sin embargo, es importante tenerlos en cuenta para saber si realmente se ajustan a tus necesidades. ¡Tranquilo/a, no hace falta estudiar Psicología para saberlo! Lo ideal sería que, antes de tomar la decisión, puedas charlar con tu posible terapeuta y te explique cómo trabaja y cómo será la terapia con él o ella. Cada terapeuta trabajará de una determinada manera para que puedas cambiar aquello que te preocupa o te causa malestar. Además, según lo que quieres trabajar, la terapia psicológica podría ser individual, grupal, de pareja o de familia.
Ahora que ya sabes qué es la terapia psicológica y cómo puede ayudarte, te diremos que, a pesar de que es un proceso difícil, que requiere esfuerzo y que puede dar vértigo al principio, recuerda que tu terapeuta estará contigo en todo momento para que consigas el objetivo principal: una mayor independencia y bienestar y, por tanto, es una de las mayores demostraciones de amor propio que podemos tener con nosotros mismos.