Aprende a afrontar los rebrotes de Covid-19 en la nueva normalidad.
Tras haber superado los meses más duros de la crisis sanitaria provocada por el COVID-19 y habernos adaptado a las distintas medidas de la desescalada, llega el verano, momento muy ansiado para muchos que significa romper con la rutina, salir del lugar donde se pasó el confinamiento, reencontrarse con seres queridos o simplemente descansar y disfrutar de unos días de relax.
Sin embargo, en éstas últimas semanas las Comunidades Autónomas están notificando un aumento significativo de contagios que está llevando a establecer nuevas medidas y protocolos de actuación para contener la pandemia. Tras la euforia de la desescalada llega ahora la preocupación y la inquietud por una segunda oleada de contagios que se adelanta en el tiempo y que podría llevar a un segundo confinamiento, como el vivido hace unos meses.
En esta línea se están dando distintas formas de afrontar este suceso. En los extremos tenemos, por un lado, el miedo intenso y paralizante frente a los rebrotes, y por otro, la negación ante lo que está ocurriendo.
Para muchas personas la cuarentena ha sido una etapa especialmente complicada a nivel emocional, que nos ha obligado a adaptarnos a un ritmo veloz a lo que estaba ocurriendo, desarrollando estrategias para hacer frente a un peligro desconocido. Ha generado sentimientos de tristeza provocados por la separación de los seres queridos, incertidumbre ante lo desconocido, impotencia frente a la situación e incluso experiencias extremadamente dolorosas relacionadas con la pérdida de familiares en circunstancias extraordinarias y sin la posibilidad de despedida. El mero hecho de pensar que la situación se puede agravar y llevarnos a un escenario como el vivido meses atrás puede disparar todas las alarmas y generar elevados niveles de estrés que interfieran en nuestro día a día y en el funcionamiento cotidiano.
En el otro lado se sitúan aquellas personas que viven lo ocurrido desde la lejanía y que parecen no concebir que pueda volver a darse una situación tan crítica como la de hace unos meses. La percepción de “cero riesgo” lleva a la persona a pensar que no puede enfermar (porque es joven, porque ya ha pasado la enfermedad, porque a ella “no le va a tocar” o porque piensa que solo ataca a los mayores o personas vulnerables, entre otras cosas). Estas creencias disminuyen la vivencia de miedo e impiden ver que puede ser un riesgo para los demás.
¿Qué podemos hacer para adaptarnos a esta nueva normalidad y afrontar la situación de forma más efectiva? ¡Conoce las 7 claves!
1. Lo primero y lo más importante es mentalizarse de que debemos que aprender a convivir con esta pandemia:
Debemos ser realistas y hacernos a la idea de que va nos va seguir acompañando durante bastante tiempo, por lo que es vital adaptarse a la situación y no bajar la guardia.
2. Evitar predecir el futuro y centrarse en el día a día:
Si algo nos ha enseñado la pandemia del Covid-19 es que no podemos tenerlo todo bajo control. Cuantos más esfuerzos hagamos por anticipar lo que va a ocurrir en el futuro, mayor nivel de estrés y de ansiedad. Nuestra mente se intenta “preparar” para “lo que pueda ocurrir”, provocando un gran desgaste emocional y una pérdida de atención en nuestro día a día. Por ello es importante poner el foco en el presente y aceptar la incertidumbre como parte de nuestras vidas.
3. Centrarse en el aquí y en el ahora:
Planifica y organiza las actividades del día, las que siguen formando parte de tu realidad cotidiana. Dedícales tiempo, céntrate en los detalles, en cómo te hacen sentir. Concéntrate en lo que sí está en tu mano y es accesible para ti.
4. Expresar cómo te sientes:
Expresa tus emociones con personas queridas, con las que te sientas en confianza. Compartir miedos, preocupaciones, incertidumbre, alivia la carga emocional y hace más llevadera la situación. Tener una red de apoyo sólida es esencial para mantener una buena salud mental.
5. Crear un espacio “libre de Covid-19”:
Que debamos convivir con la Covid-19 no significa que debamos pensar en ello en todo momento. Es esencial crear ciertos espacios o rutinas que no tengan nada que ver con la pandemia y que nos permitan desconectar durante cierto tiempo a diario (realizar ejercicio físico, meditación, ver una película o series, leer, charlar con familiares o amigos de otros temas distintos al Covid, etc).
6. Entender que es responsabilidad de todos evitar los contagios:
Está en nuestras manos cumplir con todos los protocolos y medidas de seguridad para disminuir el riesgo de contagio. Aunque pensemos que no somos población de riesgo, quizás alguien de nuestro entorno sí lo es.
7. Fomenta la conciencia social:
Anima a aquellas personas menos concienciadas a cumplir las normas, desde la cercanía y la sugerencia al cambio.
La “nueva normalidad” sigue siendo extraña y ambigua para muchos, nos toca cohabitar con lo nuevo y lo desconocido, y por ello la vivencia de miedo puede seguir presente o reactivarse cuando nos informan de nuevos rebrotes. No obstante, el miedo es una emoción básica que nos prepara para la supervivencia, puesto que nos lleva a protegernos. En la situación en la que nos encontramos, esta emoción es adaptativa, pues en su justa medida nos permite mantenernos alerta y seguir poniendo en marcha las medidas necesarias para cuidarnos y cuidar a los demás.