Roberto Gómez Canales.
Si te estás planteando ir a un/a psicólogo/a, lo primero que debes saber es que estás dando un gran primer paso para estar mejor. Ahora bien, tienes la importante decisión de elegir cuál. Por lo general, se suele recurrir a conocidos/as o se siguen recomendaciones de personas cercanas. Otra opción suele ser buscar por internet o en directorios de profesionales. Sabemos que es una tarea que puede resultar abrumadora por la variedad de orientaciones psicológicas que existen. Y al igual que hay distintos tipos de psicólogos, las personas también pueden tener multitud de objetivos diferentes por los que nos consultan.
¿Qué hacer entonces con tanta variedad de psicólogos y de objetivos terapéuticos posibles? Pues bien, hay un concepto al que todos los y las profesionales de la psicología damos importancia y del cual depende mucho el pronóstico de nuestro trabajo: el vínculo terapéutico. Esto es, la relación que se genera en el contexto de la terapia entre el/la psicólogo/a y la persona que consulta. Como seres sociales que somos, nuestras relaciones nos determinan en muchos aspectos y viceversa, también cómo somos, determina cómo nos relacionamos con los demás. En este sentido, se incluye el contexto de la terapia que no deja de ser una interacción entre personas.
Las investigaciones en psicología pueden basarse en estudiar los resultados de la intervención, es decir si se consiguen o no los objetivos propuestos. Pero también, se analizan los medios para conseguir estos resultados. Aquí es donde entra en juego el vínculo. Se ha demostrado que establecer una buena relación terapéutica, garantiza en gran medida el éxito de la terapia. Y que sin esta relación, es muy complicado que resulte eficaz la terapia, por muy acertadas que sean las técnicas empleadas. Por eso, antes incluso de empezar a trabajar en los objetivos terapéuticos, hay que cuidar este aspecto. Establecer un vínculo debería ser un objetivo primordial en sí mismo para todos los enfoques.
El nombre que le demos cambiará según el/la psicólogo/a. Podemos llamarlo relación, vínculo, adherencia, alianza, etc. pero al fin y al cabo nos vamos a referir a lo mismo. Y si todas las teorías hacen hincapié en ello, será por algo. De hecho, hasta se han creado cuestionarios para evaluar la calidad de esta relación. Según la orientación también se trabajará de manera más explícita o menos. Por ejemplo, en la intervención con niños es imprescindible dedicar gran parte de las sesiones, sobre todo las iniciales, a jugar con ellos y a tener interacciones más lúdicas.
¿Cómo puedes identificar esto? Por supuesto, debes recurrir siempre a un/a profesional debidamente cualificado/a con quien la confidencialidad esté garantizada. Dicho esto, lo ideal es que te acepte tal y como eres sin rechazarte ni juzgarte. Lo cual no quiere decir que vaya a estar de acuerdo contigo en todo o que te dé la razón siempre, pero sí va a saber ponerse en tu lugar para poder entenderte. Es alguien que resuelve tus dudas y que sabe interpretar lo que te ocurre, para adaptarse a ti y a tu ritmo. Entonces es cuando sientes que hay una confianza por ambas partes. Sólo así, se puede fomentar que abordemos tus miedos, dificultades, preocupaciones, etc. y nos planteemos unos objetivos de mutuo acuerdo. Se trata de personalizar el estilo de nuestro trabajo según tu situación
Leyendo esto, seguramente estarás pensando en lo ideal que sería tener esa alianza con tu psicólogo/a, pero que lo difícil es conseguirlo.
Por supuesto, en PsicoLink también lo hemos pensado y le damos mucha importancia. Queremos facilitarte todo este proceso de búsqueda y favorecer ese vínculo desde el primer momento. Deja en nuestras manos la tarea de tener que encontrar a los/as psicólogos/as que mejor se ajusten a ti. Sólo tendrás que ocuparte de decidir con qué profesional de los/las que te proponemos tienes más conexión o feeling después de un primer contacto. Tú tendrás la última palabra y podrás decidir sobre tus necesidades. Contactanos, estamos felices de ayudarte: PsicoLink
