El dolor es un síntoma complejo, multidimensional y subjetivo con una alta prevalencia. La Asociación Internacional del Estudio del Dolor (IASP) define este como: “una experiencia sensorial y emocional desagradable, asociada con una lesión hística, presente o potencial, o descrita en términos de la misma”. A través de esta definición se determina que el dolor se entiende como un proceso sensorial y emocional, tanto a nivel físico como psicológico, así como las respuestas biológicas que da el ser humano ante la percepción de dolor.
Según un estudio de la Sociedad Española del Dolor (SED) pone de manifiesto que, uno de cada tres españoles (30,1%) había sufrido el día anterior a la encuesta, algún tipo de dolor, siendo las mujeres las más afectadas, con un 37,6% de respuestas afirmativas, frente a 21,1% de los hombres. Cabe destacar que el dolor crónico tiene una mayor incidencia en personas de edad avanzada, siendo los más usuales los dolores articulares (espalda, piernas y pies). Asimismo, el 60,5% de las personas con dolor sufren dolor crónico, siendo las causas más frecuentes la artritis, el reumatismo y migraña.
En otras palabras, el dolor crónico se define como “aquel que persiste en el tiempo, más allá de los 3-6 meses, incluso aunque las causas que lo desencadenaron hayan desaparecido”. Existen distintos niveles de dolor crónico:
- Dolor agudo recurrente: aquel dolor agudo que se repite periódicamente (Ej. migrañas).
- Dolor crónico agudo: aquel dolor continuo que tiene una duración determinada, llegando a durar meses o años.
- Dolor crónico no maligno: aquel dolor que se produce por causas que no amenazan la vida del paciente, ni produce deterioro físico y psicológico.
Desde un enfoque psicológico, podemos poner el ejemplo de la enfermedad de la fibromialgia. Se considera una enfermedad caracterizada por un dolor musculoesquelético, acompañado de problemas de sueño, fatiga, y cierto desequilibrio en el estado de ánimo. Los investigadores consideran que la fibromialgia intensifica las sensaciones de dolor, debido a que el cerebro lo procesa en señales de dolor agudo.
El tratamiento del dolor agudo consistirá en la eliminación de la causa desencadenante, mientras que el tratamiento del dolor crónico se fundamentará en el control y la adaptación del paciente al mismo.
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